La compañía navarra La caja flotante reestrena su primer espectáculo, El círculo de tierra, el próximo sábado, 16 de febrero, a las 20.30 horas en el Auditorio Barañáin. Las entradas cuestan 10 euros, con el 10% de descuento para los audikides.

El domingo a las 20 horas se puede ver en Mutilva.

El montaje, estrenado oficialmente en mayo del año pasado en el Teatro Gayarre, se inspira en El círculo de tiza caucasiano, de Bertolt Brecht, aunque «la nuestra es una versión algo más ligera», según el actor Ion Iraizoz, que con este trabajo se estrena como director. Así, el original cuenta la historia de un grupo de judíos que, al regresar a su tierra tras finalizar la 2ª Guerra Mundial, se encuentra con que allí se ha instalado otra comunidad que basa su economía en otro sector. Además, en paralelo al conflicto que esta situación plantea, se produce otro, el de dos mujeres, una reina y una criada. La primera abandonó a su hijo durante la contienda; la segunda lo rescató y lo ha criado. Y ahora las dos se disputan su custodia.

En El círculo de tierra, la compañía navarra ubica la acción en Villaverde de Trucios, un pueblo perteneciente a Cantabria desde el punto de vista administrativo, pero enclavado en plena provincia de Bizkaia. A Iraizoz le pareció que el problema territorial bien podía servirle para trasladar el relato original a este localidad, donde el director incorpora el enfrentamiento entre las dos mujeres de la obra original. Dos mujeres que en esta ocasión estarán interpretadas por Inés Bengoa, que ya estuvo en el estreno, y por Belén Otxotorena, que sustituye a Leire Ruiz en el rol de Mari, la criada. Junto a ellas, también juega un papel principal el juez que debe decidir con quién ha de vivir el niño, al que da vida Ramón Marco. El elenco se completa con Eneko Otermin, Sergio Andrés y Asun Abad.

El primer montaje de La caja flotante quiere ser una declaración de principios en torno al teatro que defienden Ion Iraizoz y Eneko Otermin. Un teatro basado «en una forma distinta de trabajar con los actores» y cimentado en años de experiencia en compañías como La Ortiga TDS y otras. La puesta en escena de esta propuesta demuestra, asimismo, su apuesta por proyectos «honestos» y «cercanos con el público», sin excesivos artificios y con todo a la vista. Es decir, sin entrecajas y con los cambios de vestuario y personajes sobre las tablas. Y es que, la imaginación y la creatividad son otras de las señas de identidad de este grupo que nace con vocación de continuidad.