La compañía navarra La Nave estrena hoy en la casa de cultura de Zizur Mayor la comedia El atribulado voto de la señá María, una propuesta «para reírnos mucho de lo que nos está pasando», según Miguel Munárriz, autor y director de este montaje que también protagoniza junto a Marta Juániz. Él da vida a Camilo Etxeberria Pancorbo, un parlamentario que se prepara para acudir a una sesión de la Cámara para anunciar algo importante. Lo tiene todo planeado y está emocionado, pero antes de ir, decide pasar a visitar a su madre, la señá María, que resulta que también tiene sus propios planes y no coinciden en absoluto con los de su hijo, sino que más bien chocan con ellos.

La obra se ofrece hoy viernes a las 22 horas y mañana sábado a las 20 horas, con entrada a 6 euros.

A partir de ese momento, ambos personajes viven una serie de peripecias «que nos sirven para reflejar lo que está sucediendo en el momento actual», cuenta Munárriz, que ha escrito la obra a partir de lo que veía y escuchaba en su entorno más inmediato, pero también sobre lo que observaba en la calle, en los medios… De ahí surge esta obra, «del sentimiento de indignación que tenemos todos y que hay en todas las familias ante la sensación de que el país va por mal camino». Eso sí, lo importante era contar esto «con mucho humor». «Cada vez defiendo más el humor porque cada día veo que la gente cuenta menos chistes y hace menos bromas y eso es muy preocupante porque si no somos capaces de reírnos de lo que nos pasa, entonces es que nos lo tomamos en serio y eso sí que es malo», dice, y añade que ese tono les sirve para abordar temas que están todos los días en la calle. De hecho, en este espectáculo «vamos a escuchar cosas que todos decimos en casa, pero aumentadas, claro», insiste el director.

Marta Juániz, por su parte, es la señá María, una mujer recién operada de la cadera que toma unas pastillas para el dolor que le producen unos peculiares efectos secundarios. En definitiva, con El atribulado voto de la señá María, La Nave ofrece «una dramatización de los tiempos que corren, donde tantas cosas nuevas están ocurriendo y tantos papeles se ven cambiados», y, por supuesto,  «un aluvión de carcajadas».