Els Joglars celebra hoy y mañana en el Teatro Gayarre su 50º aniversario con uno de sus montajes clásicos, El Nacional, que ha sido recuperado para la ocasión, revisado y actualizado, y se presenta al público «más musical» y, sin perder el humor, «menos cómico», según anunció ayer el actor más veterano de la compañía, Jesús Agelet.

Las funciones, para las que quedan entradas a la venta a 21, 17 y 8 euros, serán a las ocho de la tarde.

El Nacional, que llega a escena 19 años después de su estreno, denuncia los fastuosos montajes de los teatros de la ópera y reclama la recuperación de la poesía en los escenarios. Y lo hace desde la filosofía de siempre de Els Joglars, una compañía acostumbrada a nadar en esto del teatro «a contracorriente». Y así está dispuesta a seguir. «Aguantaremos hasta el último aliento», decía ayer Agelet, protagonista del montaje, del que se cumplen hoy y mañana en Pamplona las funciones número 69 y 70. La compañía catalana se ha decidido a recuperar la obra, que nació en los años 90 como consecuencia de la crisis económica que sufría entonces el país, precisamente porque en estos momentos «la crisis se ha acentuado».

El montaje, protagonizado por un acomodador arruinado del que fuera un gran teatro que mucha gente identifica como el Teatro Real de Madrid, critica esos «grandes monumentos de teatro, faraónicos, con mucho dinero público, que hacen esas terribles debacles económicas, con una cantidad ingente de personas contratadas y unos gastos desmesurados». A este respecto, Agelet dejó claro ayer que la crítica de Els Joglars sigue viva, hoy dirigida especialmente al hecho de que, en el mundo del teatro, se otorguen subvenciones a personas concretas: «A la hora de destinar dinero público a la cultura, es más justo que se conceda a teatros, a infraestructuras, y no a personas, porque de lo contrario, sea el partido que sea el que mande, se cae en el amiguismo», sostiene el actor protagonista de El Nacional.

A juzgar por la reacción del público, el montaje, que se ha actualizado con la introducción de la música y la eliminación de algunas escenas cómicas, ha ganado con el tiempo. «En general todo el mundo nos dice que ha mejorado, aunque algunos se quejan de que es más trágico. Quizá lo es por el clima de crisis en el que estamos…», apuntó. Els Joglars también nota esa crisis. «En los sitios en los que antes actuábamos tres o cuatro días, ahora lo hacemos uno o dos; y ya casi en ningún sitio pagan caché, hay que ir a taquilla, y eso se nota en los sueldos», apuntó.

El Nacional, estrenado en 1993, mezcla la trama actual con la de la ópera verdiana Rigoletto y ganó el Premio Nacional de Teatro, pero Boadella se negó a recogerlo. Se exhibió bajo una carpa en Elizondo dentro de los Festivales de Navarra, ya desaparecidos.

Con 50 años recorridos, Els Joglars ve su futuro encima de las tablas. «Por supuesto, nosotros genio y figura hasta la sepultura», afirma Jesús Agelet. Y sin perder su esencia, haciendo honor a su nombre. «Seguiremos metiéndonos con alguien o con algún concepto, como los juglares de la Edad Media que iban de pueblo en pueblo metiéndose con los poderes fácticos; con aquello que, sin serlo, la gente dice que es sagrado».