El musical Sonrisas y Lágrimas, que popularizó temas musicales como Do-Re-Mi, Edelweiss, Sixteen Going on Seventeen, My Favorite things se podrá ver el próximo mes de febrero en Baluarte de Pamplona, tras su estreno el pasado mes de diciembre en Canarias.

El musical combina la música de Richard Rodgers con las letras de Oscar Hammerstein II y se estrenó en Broadway en 1959, con un libreto basado en las memorias de María von Trapp (1905-1987), The von Trapp Family Singers. Era su historia. La de una novicia que salió del convento en Salzburgo, donde no encajaba del todo, para ayudar a un estricto capitán viudo a educar a sus siete hijos. La música le ayuda a domesticar a los pequeños, y al capitán, con quien acaba emparejada. Todo ello con la ocupación nazi de Austria como telón de fondo.

Seis años después, Julie Andrews prestó su cara a fraulein Maria para la eternidad, en la película que dirigió Robert Wise (titulada El sonido de la música en su versión original y La novicia rebelde en la española, excepto en España, donde se bautizó con el más abstracto Sonrisas y Lágrimas). Pero el musical no se paró por la película. Es más, desde entonces lo han visto 45 millones de espectadores en 24 países. Siempre se está representando en algún punto. Ahora mismo, en Moscú y Argentina, entre otros. «Hemos comprobado que de los musicales americanos es el más europeo», dijo ayer Gonzalo Pérez Pastor, director de Vértigo Tours (distribuidor en España de musicales). «Sonrisas y Lágrimas es ver un clásico en toda su magnitud», añadió.

El espectáculo llega ahora a Pamplona, del 9 al 12 de febrero, en el Baluarte (entradas entre 30 y 48 euros). Será la primera representación en la península, ya que el espectáculo se estrenó en Tenerife el pasado 27 de diciembre.

Pérez Pastor, distribuidor de Mamma mía, Hoy no me puedo levantar, Cabaret o Chicago, explica que esta vez la ruta ha sido al revés, de «provincias» a Madrid. «En Madrid no hay auditorios como el Baluarte, el de Tenerife o el Pérez Galdós de Las Palmas», explicó ayer. El musical lleva 53 años por todo el mundo, pero a Pamplona llega una versión española, dirigida por el veterano Jaime Azpilicueta (My Fair Lady, Cabaret, Jesucristo Superstaro Evita).

El musical necesita 80 personas entre actores y técnicos, utiliza 22 escenografías distintas, 140 trajes en escena y 250 focos de última tecnología. El espectáculo tiene una duración de dos horas y media de función, en dos actos.

Los niños, «un plus espectacular», se reclutan en cada ciudad. «Es impresionante qué bien entran en el rigor de un espectáculo como éste», apuntó ayer.