Esta es la entrada 1.900 de mi blog, cifra casi redonda para un balance rápido del pasado año teatral. Asistí a funciones de teatro, danza y ópera un total de 134 ocasiones, cifra casi exagerada, pero así son los tiempos de crisis: hay menos trabajo, menos ocupaciones y más tiempo para el teatro.

Tiempo que no ha sido desaprovechado. He visto cosas interesantes.

Fuera de Navarra, destacaría:
– El Macbeth de Cheek by Jowl, en el Matadero de Madrid. Como siempre, una puesta en escena maravillosa y un ejemplo de cómo representar a Shakespeare.
– Las dos obras de Wadji Mouawad: Incendies, en el Matadero, y Littoral, en el Valle-Inclán.
El oratorio de Aurelia, teatro-circo encantador de la nieta de Chaplin: Victoria Thierré Chaplin. En el Teatro Español de Madrid.

De los espectáculos que visitaron Navarra, disfruté enormemente con:

Exitus, de Tzina Teatro. Son magníficos estos catalanes, que vi en Noain..
El arte de la comedia, montaje del Teatro de la Abadía para festejar su nosecuantos aniversario. Una delicia que, además, el Gayarre lo programó en el Día del Teatro. Mejor, imposible.
El desarrollo de la civilización venidera, la manera que tiene Veronesse de representar a Ibsen y su casa de muñecas.
La función por hacer, el descubrimiento de Miguel del Arco.

En danza, destaco a la compañía Peeping Tom con 32, Rue Van der Branden, y dos producciones navarras, Beckett 5, de Atikus, y 4 Estaciones, de Fueradeleje.

Pero he visto otras muchas cosas de interés, como el montaje español del Nixon-Frost, Siempre fiesta de Cuarta Pared, Angelina o El honor de un brigadier de Juan Carlos Pérez de la Fuente, el musical Pegados: sencillo, divertido, picante, bien interpretado por sus cuatro protagonistas; La tempestad de los portugueses de Chapitô, el Tercer cuerpo de Claudio Tolcachir que vi por segunda vez el año pasado.

A ver si sigue la racha este año. En cantidad y calidad.