CRÍTICA TEATRO

EL DISCO DE CRISTAL. Inspirado en El zoo de cristal, de Tennessee Williams. Producción: Radio Rara Teatro (Madrid). Autor y director: Secun de la Rosa. Intérpretes: Secun de la Rosa, Xavi Melero y Ana Hurtado. Música en directo: Pablo Méndez. Lugar: Teatro Gayarre. Fecha: Domingo 13 de marzo. Público: Trescientos espectadores.

Brillante Secun de la Rosa

Pocas veces habremos ido al teatro con tantas prevenciones –¿una adaptación musical en plan ochentero del dramón El zoo de cristal?– y será difícil llevarse una sorpresa tan agradable ante una excelente propuesta, que demuestra que Secun de la Rosa es un autor muy a tener en cuenta, además de un excelente actor, algo que ya sabíamos. Ha  entendido muy bien el clásico del premio Nobel norteamericano, es excelente su adaptación a un contexto como el de nuestro país, dialoga de forma brillante y logra una escena absolutamente conmovedora, cuando padre e hijo discuten delante del público durante un bolo mientras sentimos compasión y un poco de vergüenza ajena por la hija, sentimientos que son muy difíciles de transmitir al público si no hay un texto atinado, buenos intérpretes y una dirección preciosista. Pero, sobre todo, El disco de cristal vuela alto porque Secun ha logrado crear un personaje memorable, que interpreta él mismo, el cantante popero que logró un único hit en la década de 1980. Tomy Tomás es la traslación a varón del personaje de Amanda, la madre posesiva y dominante protagonista de The glass menagerie, inspirada en la del propio autor norteamericano. Ni siquiera se pueden poner pegas al final de la obra, que se cierra un poco abruptamente, puesto que en  apenas 75 minutos Secun de la Rosa ya ha contado todo lo que pretendía.

Tomy Tomás es un pobre diablo, un cantante melódico –es decir, pasado de moda hace ya tres décadas– que se sabe limitado pero mantiene una disposición y buen ánimo que roza lo patético, con lo cual se hace imposible odiarlo, pues es terriblemente enternecedor. Malvive actuando en discotecas de madrugada, cafés y bares por cuatro perras y viste, canta y coreografía sus temas de una forma que da grima. Su mujer lo abandonó, fue charnego en Barcelona y se siente extraño en Madrid, ciudad cruel con los fracasados. Su obsesión es empujar a sus hijos al mundo del espectáculo, pues ve en ellos su única  posibilidad de redención vital. Pero el hijo pisa suelo y, aunque canta y compone, se niega a seguir el camino de su padre mientras mantiene a la familia como reponedor de un colmado. La hija, Goyita Pícola de nombre artístico, sigue bien el modelo de la Laura de Williams, que dibujó en ese personaje a su hermana Rose, enferma mental. De una timidez enfermiza, se siente incapaz de pisar sola un escenario mientras juega con discos viejos tal y como Laura hacía con sus figuritas de cristal. Lo interpreta Ana Hurtado de forma brillante, y además canta muy bien, con lo que sus duelos interpretativos con su padre rozan gran altura. Xavi Melero, también solvente cantando, tiene escenas más comprometidas, siempre agresivo y a la defensiva, y mostró problemas de proyección de voz en algunos momentos. El autor deja en off el cuarto personaje de El zoo, del que se enamora Goyita desencadenando el melodrama.

Secun de la Rosa da credibilidad a los diálogos citando a un sinfín de artistas de la época –Manolo Otero, Las Grecas, Yolanda Ventura, de Parchís–, además de cantar viejos temas y otros originales que podrían haber colado en cassettes de gasolinera durante la Transición. Su texto logra momentos cómicos en medio del drama y tiene réplicas muy poéticas. Las baladas del protagonista nunca lograron disco de oro o platino, sólo de cristal, al contrario que la obra, un sorprendente hit parade.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el miércoles 16 de marzo de 2016.