CRÍTICA TEATRO

MUJERES Y CRIADOS. Autor: Lope de Vega. Dirección: Rodrigo Arribas y Laurence Boswell. Intérpretes: Pablo Vázquez, Javier Collado, Julio Hidalgo, Emilio Buale, Jorge Gurpegui, José Ramón Iglesias, Mario Vedoya, Jesús Teyssiere, Jesús Fuente, Alejandra Mayo, Lucía Quintana y Alicia Garau. Diseño de escenografía: Carmen Abarca. Diseño de vestuario: Susana Moreno. Producción: Fundación Siglo de Oro, Teatro Español y Pentación (Madrid). Lugar: Olite. Espacio La Cava. Fecha: Lunes 27 de julio. Público: Lleno, 400 espectadores.

Lope rescatado y reído

Ha llegado hasta Olite la obra de Lope de Vega redescubierta revisando papeles en la Biblioteca Nacional, tras 400 años despistada. La prensa ha recogido en días previos la queja de los protagonistas del montaje sobre el escaso eco que ha tenido el hallazgo en el país, especulando algo gratuitamente con lo que hubiera pasado si de un nuevo Shakespeare se hubiera tratado. Algunos parece que necesitan perspectiva o bibliografía, porque la atribución definitiva por parte de los especialistas de Eduardo III al genio inglés en 2002 tampoco es que abriera los telediarios de habla inglesa. (Se puede leer su traducción al castellano porque lo publicó la Asociación de Directores de Escena (2005, nº 106). Y teniendo en cuenta que el bardo inglés apenas nos legó 38 piezas dramáticas, y nuestro Fénix más de 600, el impacto por pura lógica tiene que ser notoriamente menor.

Se ha vendido Mujeres y criados como uno de los mejores Lopes, entendible si se quiere dar larga vida comercial al montaje, pero una vez vista la función hay que echar un poco el freno a los entusiasmos. Como no podía ser menos en tan eximio autor, es excelente la riqueza del lenguaje, su atinada versificación, la caracterización de todos los personajes por cómo se expresan y mueven, el perfecto ensamblaje de las tramas de amoríos, la comicidad de situación y el ingenioso enredo… pero desde luego el final que nos presenta Fundación Siglo de Oro (no sé hasta dónde ha llegado la adaptación) está cogido con calzador, es precipitado, hurta parte de las expectativas generadas por las rivalidades amorosas y las reacciones finales del conde, el padre de las chicas y el pretendiente despechado tiene un puntito de inverosimilitud, por generosas. Vamos, que lo visto no es El perro del hortelano, Los locos de Valencia, La dama boba, El acero de Madrid o Las bizarrías de Belisa.

La trama es divertida. Dos jóvenes hidalgos trabajan de camarero y secretario del conde Próspero y están en amores con dos damas de buena posición económica pero sin alcurnia. Son los “criados” a los que alude el título, un tanto forzadamente porque no son lacayos de baja extracción social. Una de las chicas es pretendida por el propio conde, para alegría del padre; la otra, por un petimetre que atiende por Don Pedro, de ademanes ridículos, y cuya chance reside en la amistad de los progenitores, que quieren concertar el matrimonio. El conde, sabedor que su sirviente rivaliza con él, lo envía con un recado fuera de Madrid para seis meses. Luciana, la hermana pequeña, lee la carta y trama el enredo: lo esconde en su propia casa engañando a su padre y al conde. Mientras, Violante da largas a Don Pedro, el pagafantas. Cuando el cuarteto se ve obligado a confesar el embuste, los chicos ya están bien casados y todos felices.

El nivel actoral de toda la compañía es excelente: dicen muy bien el verso y exprimen toda la comicidad de sus diálogos. Destacan Pablo Vázquez (el conde) y Jesús Teyssiere (el pretendiente rechazado) porque ambos logran hacer reír al público defendiendo toda la dignidad de sus personajes, que el público ve ridículos. Es extraordinaria la colocación de la réplica, los recursos gestuales y la composición que hace del lacayo Lope José Ramón Iglesias (hay que tomar nota con este actor), al que da muy bien la réplica Alicia Garau, la criada que disfruta dándole celos. Y es que todo el elenco femenino está muy bien; también las damas que encarnan Alejandra Mayo y Lucía Quintana (que sigue espléndida, como demostró en Maribel y la extraña familia hace unos meses en Baluarte). Atrapan a los espectadores variando su paleta de registros, desde la dignidad impostada ante el padre y señor, al genio que se gastan frente a sus amados y, sobre todo, por la picardía con que se mueven para lograr sus propósitos.

Volvió el viento a La Cava y pagamos el peaje, porque no pudo lucir en todas sus posibilidades la escenografía original. Pasó también con los montajes del fin de semana. En esta ocasión, se optó por no moverla y transformarla, lo que ensució las entradas y salidas a escena. Subrayable el esfuerzo por proyectar los diálogos para facilitar la comprensibilidad a las personas con discapacidad auditiva. El Festival encara su recta final descubriéndonos pequeñas joyas y el público responde agotando un día más las localidades.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el miércoles 29 de julio de 2015.