Una gran exposición y performances homenajean a los coreógrafos José Láinez y Concha Martínez en el Centro Huarte de Arte Contemporáneo
El Centro Huarte de Arte Contemporáneo inauguró el pasado viernes una exposición homenaje a los coreógrafos José Láinez y su esposa Concha Martínez, introductores de la danza contemporánea en España. Guipuzcoanos afincados en Navarra, donde han dado clase a muchos alumnos y han impulsado compañías como Yauzkari y Pie Juntoapié. Durante las próximas semanas, varios bailarines bailarán inspirados en las propuestas de Láinez que están presentes a modo de boceto coréutico.
Esta actividad está apoyada por la capitalidad cultural de San Sebastián 2016.
Emocionados, José Lainez y Concha Martínez recorrían ayer la exposición realizada en su honor en el Centro Huarte. “Me reconozco en todo. Bertha y Maite (Bermúdez) han logrado entrar en mi cabeza, se han metido en el interior de mi cerebro”, decía el coreógrafo donostiarra. Ambos acogen este reconocimiento, más que merecido, “con un entusiasmo terrible”. “Llevamos casi tres años trabajando con Bertha y Maite, y agradecemos enormemente su interés y su gran sensibilidad. Encontrar gente así es muy gratificante”, añade Concha Martínez.
Preguntado por sus fuentes de inspiración, José Lainez asegura que le inspira “todo”. “Nunca me pongo límites, me dejo llevar, llevar, llevar. Todo lo que hay por esta exposición forma parte de algún momento de cada coreografía que he creado”, apunta. “Fíjate la de nombres que hay aquí escritos…”, señala Concha Martínez en referencia a esas fuentes de inspiración que se detallan en la muestra, y que van desde Lorca hasta Woody Allen, pasando por Tristan Tzara, Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Baudelaire, Leonard Cohen, Pina Bausch, Leopoldo María Panero o Edga Allan Poe. “Sí, porque leo mucho antes de montar, recupero libros antiguos que tenía con apuntes que hacía no sé para qué, voy subrayando en los libros, encuentro libros que igual están todos rotos, y están todos dibujados…”, explica José Lainez, quien ha tenido la generosidad de compartir con los visitantes de la exposición sus diarios personales y sus apuntes, la parte más íntima del creador. “Nunca había pensado en compartirlos, porque tampoco le doy importancia a eso, incluso a veces los tiro. Pero Bertha y Maite vinieron a ver el material, les pareció intersante utilizarlo y les dije: llevaros todo, porque total están aquí guardados en un cajón…”, cuenta el coreógrafo que introdujo la danza contemporánea en España, fue coordinador del Institut del Teatre de Barcelona y director de la Escuela de Danza de Navarra. Tras haber superado un infarto, Lainez tiene “muy claros” sus derroteros a partir de ahora, y ni mucho menos implican dejar de crear: “Pero no voy a montar nunca más un ballet. Ahora quiero hacer algo para mí que no me haga excitarme mucho. Seguiré trabajando, pero un estreno no lo podría soportar”.
EL MOMENTO DE LA DANZA. Ahondando en lo que hay dentro de la mente de un creador de danza, el donostiarra lo ilustra así: “Se empieza generalmente con un caos, es como cuando entras a un anticuario y ves cantidad de cosas amontonadas ahí. Y poco a poco, según entras y vas recorriendo el espacio, vas seleccionando; y a veces no seleccionas tú, muchas imágenes te seleccionan ellas a ti. Es un juego muy bonito para mí”, dice.
En cuanto al momento que vive la danza contemporánea en Navarra, José y Concha destacan que goza de un público fiel que se mantiene, pero sobre todo subrayan lo “interesante” de este tiempo en el sentido de que “hay muchos creadores jóvenes: Naiara Mendioroz, Laida Azkona, Fueradeleje, Becky Siegel, Carmen Larraz… Un montón de personas que están haciendo danza contemporánea y, sobre todo, están buscando cosas, se están comprometiendo. Hay también otro tipo de danza, la de Almudena Lobón, que con su grupo está haciendo también cosas muy interesantes. A esta gente habría que apoyarla mucho más de lo que se la apoya. No necesariamente con subvenciones, pero sí creando unos circuitos, con tanta casa de cultura que hay en Navarra. Creando un trabajo continuado para posibilitar que estos profesionales bailen y trabajen en los teatros, y que lo que hacen se vea y pueda girar. Porque hay montajes en los que se gasta mucho esfuerzo y dinero por parte de los bailarines y se quedan en dos funciones. Eso es una pena”, valoran los coreógrafos.
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