CRÍTICA TEATRO

La perfumería. Grupo: Mariaje Producciones (Navarra). Intérpretes: María Jesús Jódar y Emmanuel Valtener. Dirección: Carles Castillo. Lugar: Civivox Iturrama. Fecha: Jueves 22 de mayo. Público: Casi lleno.

Eau de cómic

La primera sorpresa que se encuentra el espectador cuando entra en la sala, a telón abierto, es ver el decorado. Que hay decorado, mejor dicho. Parece un chiste si hablamos de teatro profesional, pero no, porque la realidad económica es la que es y  cada vez es más frecuente ver montajes locales donde apenas hay nada en el escenario. Se justifica como “minimalismo” lo que no es sino una evidente pobreza de medios. De ahí la sensación que se viene arrastrando en estos pagos de que todo va a menos, de que las compañías carecen de capacidad económica, recursos o ingenio para vestir un espectáculo “profesional” capaz de girar en un  mercado muy competitivo.

Por eso llama la atención el cuidado escenario, con abundancia de atrezzo para escenificar un local comercial venido a menos. Y la impresión de rigor y esfuerzo no para de crecer en toda la función. El tercer cambio de vestuario de la protagonista fue recibido con muestras de admiración por el abundante público femenino en la sala, y se explica porque, como los anteriores figurines, era coqueto, elegante y llamativo. Y podría seguir elogiando las pelucas, abalorios, atrezzo y los diferentes “uniformes” de los personajes masculinos. Además, la cuidada puesta en escena regaló numerosos “efectos especiales”, desde simples pero efectivos trucos de magia a teatro de sombras, efectos sonoros y hasta una escena con luz fosforescente para parodiar las películas de atracos.

La perfumería tiene un tenue hilo argumental en el que una mujer desesperada trata de levantar un negocio heredado. Hay destellos de comicidad verbal, pero manda  la simpática propuesta visual: variedad de situaciones y localizaciones, ritmo y hasta intermedios musicales coreografiados. La obra está construida en clave de cómic, con personajes saltando de viñeta en viñeta y, como en los tebeos, en ocasiones aparecen carteles a modo de “bocadillos”. Todo un punto exagerado, porque el objetivo es que luzcan las dotes cómicas de María Jesús Jódar. El lastre de tener que hablar al público cuando está sola en escena lo alivian los trucos visuales y las conversaciones telefónicas, incluso cuando en el complejo trajín que se trae la pareja entre bambalinas le obliga a ella en un momento dado a entrar en escena hablando sin móvil en la mano. No importa. Regala una última sonrisa segundos antes del previsible “happy end”.

POR VÍCTOR IRIARTE. Publicado en Diario de Noticias el domingo 25 de mayo.