La compañía navarra La Nave Producciones apuesta por «hablar de lo que nos pasa» en su nuevo montaje, ¡Palomica, palomica, aaaaaaaa!, que se estrena el viernes a las 22.00 horas en la casa de cultura de Zizur Mayor, donde volverá a representarse el sábado a las 20.00 h. Las entradas cuestan 6 euros.

Para «dar voz a la indignación de la calle», Miguel Munárriz dirige a Marta Juániz y Pablo del Mundillo en esta propuesta que narra la historia de Paloma, una buena mujer en la sesentena volcada en el cuidado de su marido, afectado de hemiplejia y demencia senil, al que atiende muy bien, quizá demasiado, ya que «a veces le falta la lejanía de la atención profesional y otras le sobra la cercanía del cariño», cuenta el director con humor. Y es que esta es una las máximas de esta obra cuya acción se desencadena cuando aparece en escena Francisco Javier, el hermano pequeño de esta mujer, que se ha quedado en paro en el momento más inoportuno y sin posibilidades de reengancharse al mercado laboral dado su peculiar currículum.

La situación, sin duda, es dura y a Munárriz le interesaba abordar en este momento el tema de las personas dependientes y de cómo la crisis les afecta de un modo sangrante. Sin embargo, el texto no profundiza en un solo asunto y, como en el caso de El disputado voto de la señá María, el montaje va de una cuestión a otra, todas de actualidad, para trazar el relato del día a día de unos personajes corrientes. Todo, eso sí, de la mano de «un humor escacharrante en plan Berlanga», apunta el director, para quien la risa «es el poder del pueblo para rebelarse contra la situación».

Sin duda, una de las peculiaridades de Palomica es la forma de hablar de su personaje femenino, que se expresa mediante letras joteras, de ahí que el autor haya buceado en cerca de 3.000 jotas. «Ha sido mucho trabajo, pero también un descubrimiento muy agradable, porque hemos comprobado cómo las jotas no solo hablan de amor o de tradición, sino también de lo que pasa en la calle», indica Munárriz, que comenzó a escribir la obra cuando se iniciaron los ensayos de El nombre de la rosa, en la que da vida a Bernardo de Gui, y la terminó hace unos días, cuando este espectáculo se estrenó en Cáceres.

Para Marta Juániz, su personaje es «muy bonito». «Le gustan las jotas y aplica sus letras a cada momento de su vida», incluido este en el que aparece su hermano pequeño, al que hace años que no ve y que, de algún modo, «le hace despertar y darse cuenta de que hay otras cosas en la vida». «Me río mucho haciendo de Paloma y espero que el público también disfrute», añade la actriz.