Grease. Guión original: Jim Jacobs y Warren Casey. Dirección artística y coreografía: Coco Comin. Dirección musical: Manu Guix. Intérpretes: Edurne, Víctor Gómez, Diana Roig, Albert Martínez, David Moreno, Didac Flores, Esther Peñas, Marina de No, Marta Tomasa, Bernat Mestre, José Antonio Moreno, Julia Ortínez, Sergio Franco, Clara Casals, Sandra de Victoria, Noli Ramos, Sheila López. Lugar y fecha: Baluarte, 18-21/04/2013. Público: lleno (en la función del 18).

Brillantina y hormonas

Lo desconocido produce temor. Bueno, no siempre: a veces el desconocimiento del riesgo nos hace osados, inconscientemente atrevidos. Como en la adolescencia, cuando la ignorancia nos hace ver el mundo como un bocado de comida rápida: todo sabor, facilidad y nulo desperdicio. Grease destila esa adoración por el instante tan adolescente: el amor es deseo urgente (You’re the one that I want) y la amistad, plena e indestructible (We go together). Los productores de espectáculos, sin embargo, son perros viejos y lo desconocido no les inspira confianza. Hombre, siempre queda la posibilidad del castañazo y, de hecho, son unos cuantos los musicales que se lo han dado, pero la apuesta por lo popular minimiza los riesgos. Más vale lo conocido: lo que la gente conoce y quiere reconocer, sea en la trama o en la música.

Y mejor si es en ambas. ¿Quién no conoce Grease? Un clásico: la historia de amor entre Danny, el chico duro que sucumbe a los encantos de la tierna y dulce Sandy, y de cómo ambos intercambian sus roles para parecerse a lo que creen que el otro busca. ¿Y quién no conoce las canciones? Cierto es que, como suele pasar, la mayor parte nos las sabemos a través de la adaptación cinematográfica, lo que hace que en versiones recientes se incluyan temas que no figuraban en el musical original. Entre ellos, Grease o You’re the one that I want. Canciones que reclamaríamos si nos las escatimaran: el poder de lo conocido. Me resulta una coincidencia curiosa y algo paradójica que hormonas que revolucionan la adolescencia, como los estrógenos y la testosterona, parezcan tener también un papel en la preservación de la memoria.

En fin, que nos sepamos el argumento ayuda a cubrir lagunas cuando la historia se presenta de un modo un tanto esquemático, aunque seguramente no debería ser así. Convendría que se prestara tanta atención a la parte narrativa como la que se le concede a la musical, para que, por ejemplo, clímax como la transformación de Sandy no dieran esa impresión de sobrevenido descuido. O para que el humor se sustentara en algo más que en la exageración histriónica de una Patty con TADH, o en chistes del tipo «Tengo más cardenales que el Vaticano» o «Antes de que tú embragues, ellas ya habrán desembragado».

Pero los musicales son sobre todo eso: musicales, y perdón por la perogrullada. Y en lo tocante a presentar las canciones como un verdadero espectáculo, es difícil buscarle algún pero a esta versión de Grease. Bueno, tal vez podría decirse que las condiciones para la interpretación y para el canto del protagonista masculino (Víctor Gómez) no están a la altura de las de su contraparte femenina, la cantante Edurne, que cuaja una Sandy muy convincente en el terreno actoral, además de realizar un trabajo impecable de voz (lo que ya se le suponía) y baile.

Mención especial merece la dirección artística y coreografía de Coco Comin, tanto por el dinamismo de los números musicales como por su originalidad y buen diseño. Me parecen magníficas la idea y la ejecución de Summer nights, por ejemplo, con los dos grupos de chicos y de chicas separándose y mezclándose en una grada que ocupa la mayor parte del escenario. O el toque de sorpresa en el cambio de vestuario de Grease lighting, muy bien cantada por David Moreno (Roger). Me gustaron también la frescura y el puntillo de malicia con el que se presentan temas como Freddy, my love, con prácticamente un comando del ejército americano entrando por sorpresa en el dormitorio de las chicas, o la celestial Beauty school dropout (Joven frustrada), donde brilla José Antonio Moreno en el papel de Teen Angel, otro de los nombres destacables de un reparto, por lo demás, bien equilibrado y sin fisuras.

Pedro Zabalza