CRÍTICA TEATRO

Ñaque o De piojos y actores. Autor: José Sanchis Sinisterra. Compañía: Iluna Producciones. Intérpretes: Miguel Goikoetxandia y Pedro Izura. Dirección: Ignacio Aranguren. Lugar: Teatro Gayarre. Fecha: Miércoles 9 de abril. Público: 200 espectadores en la función abierta al público.

Piojos creando espectadores

El ingente esfuerzo económico y profesional que ha realizado en favor del teatro la ciudad de Pamplona desde que recuperó la gestión del Gayarre merece un reconocimiento que no cabe en estas líneas. No sólo ha regularizado la exhibición, sino que ha dignificado la profesión con producciones propias. En paralelo, ha hecho una inmensa labor de creación y formación de públicos en los últimos tres lustros. Ahora ha presentado un nuevo proyecto didáctico, “Jóvenes espectadores de Navarra”, totalmente loable. Permite transmitir a profesores de secundaria –interesados en llevar el hecho escénico a sus aulas–­­ la sabiduría teatral acumulada por Ignacio Aranguren y expuesta en los 35 montajes que ha dirigido en el IES Navarro Villoslada hasta su jubilación.

El programa, iniciado con el curso escolar, se ha cerrado ahora con más de 2.000 estudiantes en tres días aplaudiendo un clásico del siglo XX, Ñaque. Un texto muy bien escogido, porque acerca a los bachilleres la vida de los cómicos de la legua del siglo XVI (llamados así porque, siendo considerados poco menos que maleantes, tenían prohibido acampar a menos de una legua de distancia de la población). Esos pobres diablos, menos preocupados de su arte que de comer a diario, fueron los que iniciaron la costumbre entre los actores españoles de desearse unos a otros “mucha mierda” antes del estreno (porque ver muchas boñigas de ganado conforme alcanzaban una localidad ya daba cuenta de su riqueza, lo que se traducía en mejores propinas).

Ñaque es mucho más. Aprovecha los personajes para reflexionar sobre la condición del actor (un piojo), del sentido de la representación, del papel de los espectadores y del propio hecho teatral, oscilando entre la comedia y el drama. El texto es antecedente claro del gran texto teatral de Sinisterra ¡Ay Carmela!, con quien comparte similares reflexiones. Teatro beckettiano al que, en la representación, se le hurtaron los silencios, presentes en el libreto, en una inteligente decisión del director cuando se enfrenta a público escolar y quiere fijar la representación en sólo 80 minutos.

Los dos intérpretes conocen bien el texto, pues ya lo representaron en 2007 y mucho antes lo dirigió Pedro Izura para el grupo universitario Antzerki en 1989, con premio incluido en algún certamen, si no me falla la memoria. Su seguridad en escena fue total. Dieron ritmo e intención a los parlamentos, intensidad en los momentos más dramáticos y las dosis necesarias de comicidad en otros, exprimiendo las posibilidades para pareja de clown de sus diferentes físicos y la rotunda vis cómica de Izura. Creo que su interpretación se ha beneficiado de una dirección ajena, acostumbrados como están a autogestionarse sus montajes como Iluna Producciones, lo que les ha llevado a un cierto  estancamiento creativo.

Se ha publicado que Aranguren ha dirigido a ex alumnos. Es cierto sólo en el caso de Goikoetxandia. Porque para cuando creó el grupo del Navarro Villoslada, Izura ya llevaba 5 años representando en el único taller escolar estable de Pamplona en la década de 1970, el impulsado por Ángel Unzué en el colegio de los Jesuitas, que ha dejado una nítida influencia en el teatro local. Tiempos aquellos de penurias. Cualquiera tiempo pasado fue mucho, pero que mucho peor.

POR VÍCTOR IRIARTE. Diario de Noticias. 15 abril 2014