CRÍTICA TEATRO

ADÁN Y EVA EN BROADWAY. Compañía: Jana Producciones (Madrid). Autor: Mark Twain (adaptación de Jacobo Muñoz y Javier Muñoz). Dirección: Javier Muñoz. Director musical: Guillermo González. Coreógrafa: Inma Sáenz. Vestuario: Rossel Muñoz. Música: Javier Muñoz y Guillermo González. Intérpretes: Miriam Madrid, Carlos de Austria, Íñigo Etayo, Robin Torres, Isabel Madolell, Marisa Macicior, Raúl Ortiz, Álvaro Gil. Músicos: Javier Suárez y Guillermo González. Coro estudiantes: Ana Erice Recalde, Cristina Florencia Illana, Eugenia Aristu, Iñigo Izurzu Rezusta, Isabel Rubio, Loyola Santorromán, Noelia García Rueda, Sheila Agorreta, Teresa Pejenaute, Ane Molina, Carla Sala Ruhi, Isabel Rodríguez Maisterra, María Monreal Otano, María Ruiz Armendáriz, Marta Iricíbar Gonzalo, Paula Romero Goñi, Teresa Bueno, Ana Iturralde Garrido, Gabriel Vizcay Lecumberri, Loreto Garrido, Marianela Hernández de Armijo, Francisco García Pérez, Amaya García Bozal, Sara Ariño Pérez de Zabalza, Nerea Tellería, Pablo Escauriaza, Gala Mestre y Elena de Uña Álvarez. Lugar: Museo de la Universidad de Navarra. Fecha: Viernes 20 de noviembre. Público: Seiscientos espectadores, casi lleno.

Overbooking en el Paraíso

Los argentinos Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza representaron durante diez años seguidos El diario de Adán y Eva, de Mark Twain. Además de excelentes intérpretes, eran los autores de la dramaturgia, de estructura sencilla pero poderosa. Dos actores de radionovela dramatizan el relato del escritor norteamericano mientras en paralelo viven un idilio platónico. Casi medio siglo después, él anciano y ella fallecida, era interrogado sobre aquella relación frustrada. Aquellos tres planos -el guión del radioteatro, lo que vivió la pareja y lo que él quería o no contar sobre lo sucedido-  mantenía al espectador sin pestañear en su butaca. Vimos el año pasado a Fernando Guillén Cuervo y Ana Millán en un remontaje. El cuento del periodista y humorista americano sobre los primeros días del Paraíso y de la perenne lucha de sexos es, por eso, conocido.

Jana Producciones, líder en España en el formato de musicales de bolsillo, lleva el relato de Twain a escena tal cual, con la pega de que es poco teatral. Los actores relatan más que dramatizan. Mantener la atención requiere por tanto de aditivos, o bien los momentos musicales o, en este montaje, los subrayados del texto y movimiento que ofrecen los respectivos coros de Adán y Eva, que prolongan los gestos, palabras y reacciones de los protagonistas. El coro rompe la coherencia del relato, pues dice la Biblia que sólo había dos individuos en el Edén, pero da lo mismo. La comparsa aparece en el minuto uno en escena y el espectador da por buena la convención, como también acepta que los personajes vayan púdicamente vestidos de exploradores de película de Tarzán en este Génesis apócrifo. Problemático es también el público objetivo al que va dirigido el espectáculo, pues el relato de 1905, siendo divertido y de un humor blanco (y hoy un poco políticamente incorrecto), tampoco es para público familiar, como parecen indicar el tono de la interpretación, músicas y puesta en escena.

El resultado depende, y mucho, de la interpretación. Es excelente Carlos de Austria, un Adán irónico y dúctil, muy expresivo, con vis cómica y un dominio de la voz que le permite infinitas posibilidades. Coloca bien la réplica y provoca la mayoría de las carcajadas. Y canta muy bien. Miriam Madrid construye una Eva pizpireta y verborreíca y musicalmente brilla en el registro melódico, cuando sí proyecta limpiamente el texto. Destacable la presencia del pamplonés Iñigo Etayo, único miembro del coro con personaje, cantando e interpretando muy bien, con su puntito de picardía, a la serpiente tentadora. Protagonistas y coro funcionaron como un reloj en escena y resolvieron con limpieza las numerosas entradas y salidas. La escenografía es mala, por decorativa y molesta, pues llena el escenario de objetos que no se usan y estorban, y pone escaleras la única vez que el texto pide algo concreto: un árbol. Llamó la atención la lamentable iluminación, necesitada de focos frontales para matar las sombras. 24 estudiantes que han seguido un curso sobre teatro musical reforzaron la puesta en escena con cuatro momentos musicales bien ensayados y resueltos a pesar del poco espacio disponible. El MUN inicia por fin la programación teatral, con fallos organizativos que retrasaron el acomodo de los espectadores que corregirán conforme gane en experiencia el personal de sala.

POR Víctor Iriarte. Publicado en Diario de Noticias el domingo 29 de noviembre de 2015.